La extracción del aceite de oliva se producía por medio de la
presión de la masa (hoy en día se produce por centrifugación de
la misma). En el proceso intervenían diferentes máquinas que
necesitaban un importante componente humano para su
funcionamiento.
El proceso, un método artesanal con siglos de antigüedad, ha
venido usándose (con algunas variaciones técnicas) desde tiempos
del Imperio Romano hasta nuestros días.
Un empiedro (o molino de martillo) para triturar la aceituna, un
batido de la masa resultante y el prensado hasta separar la
parte líquida de la sólida (orujo) componían la primera parte
del sistema de extracción. Después, se producía una decantación
en la que se separaba el aceite del agua de vegetación
(alpechín).
Un proceso en el que el aceite se obtenía por medios únicamente
mecánicos y en los que la masa no se calentaba a más de 27º.
Nuestro molino de prensas, tenía la capacidad de moler 14.000 kg
de aceituna al día (moliendo 24 horas) mientras que el actual
sistema continuo puede llegar a molturar en torno a los 70.000
kg/día.
La maquinaria que podemos encontrar es:
- Empiedro: su función era la de triturar y romper la aceituna,
para facilitar luego la extracción del aceite de oliva que lleva
dentro.
- Batidoras: Batían la masa a una temperatura de unos 25-27º
durante unos 90 minutos.
- Termofiltro: Aquí goteaba por gravedad el mejor aceite,
posteriormente pasaba a una nueva batidora durante 25 min.
- Cargador de capachos: servía para cargar de masa los capachos.
Éstos se iban introduciendo en unas carretillas con un eje
vertical.
- Prensas: servían para prensar los capachos y extraer el aceite
de la masa que había entre uno y otro. Había varias intensidades
de presión y según éstas, el aceite tenía mejor o peor calidad.
A mayor presión, menor calidad de aceite. |